MARATHON DES SABLES


La ‘Marathon des Sables’ (Maratón de las Arenas) contará con 850 participantes de 32 países (72 de ellos españoles), los cuales deberán superar la distancia más larga en la historia de la prueba (245,3 km.) en pleno desierto del Sáhara entre el 30 de marzo y el 5 de abril. En el "Marathon des Sables", la más larga de las veinitrés ediciones, los participantes deberán autoabastecerse (salvo de agua, que se la proporcionará en una cantidad limitada la organización cada día), lo cual propiciará que muchos corredores lleven en la mochila comida liofilizada. Una mochila que, por cierto, no podrá pesar más de 14 kilos, ya que las normas de la organización así lo estipulan.

En esta edición participa un equipo, el Prisma Global, compuesto por: Josef Ajram, Marcel Batlle, Antonio Llorente, Luis Enrique Martínez, Pepe Navarro y Xavi Piedra, algunos de ellos les son familiares; al resto les conocerán ahora. Anónimos o ilustres comparten un gran reto en equipo: 245 kilómetros en seis etapas por el Sáhara sur marroquí y en autosuficiencia, esto es, cargando todo lo necesario para subsistir una semana entre dunas. Lo hacen, además, para recoger fondos para la Fundación María García Estrada, que se creó con el objetivo de combatir el sarcoma, un tipo de cáncer muy agresivo y con un elevado índice de mortalidad.

El exblaugrana Luis Enrique, avezado en el contacto con los medios, toma la iniciativa. "La idea fue del animal de Josef, que lo hizo en el 2006 y siempre le respondíamos que ni en broma". Gente de palabra. "Pero aquí estamos, seis amigos y amantes del ultrafondo con ganas de vivir una experiencia única", resume el asturiano, que exhibe una forma envidiable gracias a su pasión por el triatlón. El resto asiente con su silencio. Llorente, viejo lobo del baloncesto español esquiva la diplomacia. "Cuando faltaba mucho lo veía asequible; ahora que falta poco estoy acojonado", reconoce.Y es que la dureza de la prueba es incuestionable. El termómetro puede alcanzar los 45 grados durante el día y bajar de los 10 por la noche, los participantes deben racionar el agua que les entrega la organización, las tormentas de arena no llaman a la puerta y los bichos venenosos no les van a vitorear y seguir con sombreros de cuernos como hacen los incondicionales del Tour. El secreto, como apunta Josef, es "aprender a dosificar las fuerzas, ser consciente de que esto es muy largo y no olvidar que cargas 12 kilos en la espalda". Esa es la receta racional, pero todos parecen compartir un punto de locura que seguro les vendrá muy bien para ser finishers.La comida y los pies merecen párrafo a parte. La lógica impone apostar por el liofilizado y las barritas energéticas. "La alimentación es lo que más me preocupa. Te limita el peso y no sabemos si lo que llevamos es suficiente", relata Pepe. "¿Cómo reaccionará nuestro cuerpo?", se pregunta Xavi. Para Josef, el tema comida "no es un miedo real porque con el clima y el esfuerzo se te pasa el hambre". Un comentario que el resto relativiza porque saben que este joven broker es de los pocos ultrafondistas capaces de encadenar mortíferas pruebas de resistencia sin apenas recuperación física.El principal canguelo de Marcel, el yogurín del grupo con 27 años, además de hacer entender a su abuela el porqué de correr por el desierto con la de bonitos parques que hay en Barcelona, son sus pies. "El 85% de los que abandonan palman por las ampollas y rozaduras", asegura. "Sí, recuerdo que a un tío le metieron siete botellas de suero en una etapa". El comentario de Josef acogota al resto hasta que Llorente recupera el cachondeo: "A mí me han dicho en casa que deje todos los papeles arreglados, ya sabéis, ¡firma aquí y allá antes de largarte!".Vuelta a la risotada, los seis amigos retoman su entreno por la playa y siguen comentando la jugada y dándose golpecitos de complicidad.

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